sábado, 1 de enero de 2011

2010 ¿Bueno o malo?

Todo mundo a mi alrededor hace recuentos si el año que termina fue bueno o malo. Para algunos fue bueno, para otros no tanto y para unos más fue pésimo. Yo me situaría en este tercer grupo. El año que termina, fue de lo peor que mi atribulada existencia ha sido capaz de soportar. Una casa que no se concretó, altibajos emocionales muy agudos, proyectos laborales detenidos o terminados intempestivamente, otros que nunca llegaron. En fin. Un sinnúmero de situaciones que se pegan a la memoria, el recuerdo y el ánimo como sanguijuela. Pero... a veces, nos olvidamos de lo más importante, aquello bueno que recibimos.
Para empezar, se me dio la oportunidad de seguir con vida... ¿qué más puedo pedir? Gracias a ello, me han llegado otras cosas, que no había visto por enfocarme en lo que no debía. Ese fue mi mayor error: el enfoque.
Mi reseña, reflexión, recuento, retrospectiva (llámese le como se le quiera llamar) debería incluir cosas buenas y cosas malas. Es difícil hacerlo de esa manera, porque en ocasiones las peores cosas que me sucedieron, fueron simultáneamente las mejores, depende del punto de vista de cada quien. Yo, ahora, mirando hacia atrás en el tiempo, con los pies firmemente colocados en las frías lozas del piso, entiendo esa dualidad.
La mayor parte de mis esfuerzos se enfocaron equivocadamente en dos personas. En ambos casos desde un mal enfoque. En ambos casos significando el más sonoro de mis fracasos. En ambos casos teniendo un acercamiento desde puntos distintos, con metas diferentes. De ambos casos rescato uno, que se re definió y evolucionó hacia una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. No mencionaré nombres, pero desde el inicio, fue un ángel que me acompañó en las caídas, encontrando no solo su mano extendida para levantarme, sino el soplo de sus palabras de aliento que me animaban a saltar el siguiente obstáculo.
En el otro caso... de mal se fue a peor. De peor se fue a pésimo. Lo perdido se terminó de perder. Crasos errores, rencores, malos entendidos, intervenciones terceras, rompieron el último eslabón de una cadena que, oxidada, solo requería el menor de los esfuerzos para terminar de ceder.
Por otro lado, los proyectos iniciados, no dieron fruto. Las ilusiones de la labor realizada se fueron minando por la intervención de las personas más ineptas que afortunadamente me ha tocado conocer. ¿Afortunadamente? si, porque gracias a ellas, conozco de primera mano la ineptitud en su máxima expresión y se qué es lo que no debo hacer. Engaños, abusos recordados bajo un chiste local que le adiciona más adjetivos a los que por derecho se ganaron. Podrá sonar peyorativo, pero todo el conjunto de calificativos degenerantes que se puedan imaginar, no son más que un acumulado de todo lo que se ganaron a pulso y con su propio esfuerzo. Todo lo que imaginen es mínimo por el abuso y daño cometido, además de la ya mencionada ineptitud, daños no solo en contra de mi persona, sino de varios buenos amigos y compañeros. Daños que se han extendido a lo largo de más tiempo y trascendido a otros ámbitos. Si a alguien debo agradecer mis dificultades económicas que enfrente durante el pasado año, fue sin duda a este club de ineptitud.
Afortunadamente, otros proyectos han llegado y comienzan a funcionar, más otros que están en camino y que representan una esperanza válida y viable de superación.
Hubo problemas familiares que terminaron en rupturas irreparables y en las cuales no quiero ahondar más allá de la mención de que lamento los comportamientos y la falta de visión a pesar de mis esfuerzos de pasar inadvertido e invisible. Contradictorio, mas real por cierto.
También me enfrenté y sigo enfrentando incumplimientos y retrasos de compromisos pactados. La burocracia en su máxima expresión, que me orillaron a prácticamente vivir a salto de mata para rematar con un obstáculo que en momentos parecía insalvable. Salvado fue, aunque de la manera menos ventajosa para mi, logro rescatar un patrimonio, el nuevo patrimonio que empiezo a formar de cero. Un patrimonio que un día prometí volver a forjar después de haber ya formado uno. Tal vez no muy grande, pero si suficientemente valioso.
El 2010, no solo me trajo problemas. Me trajo amigos muy valiosos, que me acompañaron en el transcurrir de cada uno de los problemas y que me ayudaron a olvidarme de estos por momentos, que me dieron refugio. Que se tomaron la molestia de tenderme la mano cuando la necesité. Amigos que con el pretexto de visitar, de conocer, de divertirse, se convirtieron en soportes que me ayudaron a traspasar los umbrales de la decepción que me atrapaban constantemente. Cada uno sabrá identificarse.
En 2010, hice viajes, algunos inesperados, otros planeados. Unos por diversión, otros por rebeldía, otros como soporte a personas que no dejaría de lado por nada del mundo. No fueron los viajes que quise ni en tiempo, ni en destinos, ni en posibilidad. Incluso, al final se quedaron algunos en el tintero, que estaban completamente planeados y se vinieron abajo.
Viendo en retrospectiva y en balance, en un momento de un mes atrás, hubiera calificado al año que acaba de terminar como fatal, completamente negativo. ¿Qué conseguí?, ¿Qué perdí?, ¿Qué me faltó?. La balanza sigue inclinándose hacia el lado negativo. Fue mal año. No, malo no: pésimo. O tal vez un poco más que eso. El único mes del año que se salva completamente es el final. El único en el que vi avances. El mes que empezó a darme soluciones. Que me dio oportunidades en todos los sentidos. Aunque algunas de las soluciones comenzaron en Noviembre, todo se concretó hasta el final del año. No en balde dicen que Diciembre es el mes de las bendiciones. Recibí muchísimas. Ojalá aquellos que quiero, también estén llenos de bendiciones y prospectos. Ojalá que este año que comienza, lo que quedo inconcluso termine y se cierre.
Este año me abrió los ojos en muchos sentidos, me permitió enfrentar retos enormes. Me hizo perder repetidamente las esperanzas como último recurso para asirme a la cordura. Me hizo cambiar la perspectiva acerca de las personas que quiero y quise. Me sacudió personas que me dañaban, me ayudo a permanecer con quienes valían la pena, y finalmente me acercó a personas que definitivamente valen mucho para mi.
La última y mas reciente, es quien ha trastocado mi vida en las últimas semanas de una manera que jamás hubiera podido imaginar. Se ha convertido en el receptáculo de mis atenciones y sueños. Me ha devuelto las alegrías, la esperanza, la locura que con el tiempo había olvidado bajo un manto de sentimientos encontrados y tristeza.
En resumen, 2010 malo, pero me ha mantenido y acercado a las personas que en la actualidad más quiero. Si las cuento, me sobran dedos de las manos. Gracias a ustedes, que saben quienes soN', que saben lo que hIZ'ieron, que se mantuvieron (J'unto y C'erca) firmes.
Gracias en lo que cabe.

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