lunes, 30 de septiembre de 2013

Pobre México lindo y querido...

En últimas fechas, se ha propagado enormemente a través de muchos medios, y principalmente en las redes sociales un repudio generalizado al sistema y a la situación que prevalece en todo México. Desde solicitudes de que la señora (no se si se merezca tan noble título) Laura Bozzo abandone nuestro país, hasta repudio generalizado por las reformas legales que se están implementando tanto en materia energética, hacendaria y educativa.

Si bien, las tres reformas son necesarias, lo que está haciendo el gobierno va en un rumbo diametralmente opuesto al sentido en el que se requiere en nuestro país. La reforma energética es una reforma totalmente "mocha" incompleta y mal redactada que deja muchos vacíos y que por ende abre la posibilidad de una "privatización" la cual si no es totalmente cierta como ciertos sectores lo quieren hacer parecer, si permitirá privatización en ciertas áreas de la industria petrolera mexicana. Si se clarificara o se atacaran dichos vacíos legales, se implementaran candados para las empresas que participen con inversión en cualquier eslabón de la cadena productiva del petroleo y sus derivados en nuestro país, otra cosa sería.

Pero, ¿reforma energética? Yo en lo personal, la llamaría reforma petrolera, porque no toca ni en lo más mínimo a otras áreas de la producción de energía en nuestro país (electricidad, energías alternativas, etc.). En otros países, se le permite a los usuarios de energía que produzcan su propia energía y si tienen sobrantes, el estado les compra los remanentes para ayudar a satisfacer la demanda, en un esquema claramente colaborativo y que beneficia enormemente a dichas naciones. Aquí solo mencionar esa posibilidad se considera tabú. Muy mal. Pero en fin, esa reforma es la que menos "nos afecta".

La segunda reforma es la mal llamada reforma educativa, porque aunque si reforma en algunos aspectos el proceso educativo, dista mucho de promover una educación de calidad, digna y eficaz para todos los niños y jóvenes mexicanos. Está más que probado que cantidad no es igual que calidad. En este ciclo escolar que apenas arranca, se han reducido en 5 los días del descanso de verano. Desde mi muy particular punto de vista, eso es un error. Desde que se incrementó a doscientos días de trabajo al año, los alumnos de todos los niveles han empezado a decaer en su desempeño. ¿La razón? Yo en lo personal he observado que es cansancio, agotamiento, fastidio y con eso ha llegado el desazón y el desinterés. A mediados de junio, los alumnos ya no quieren trabajar. Están cansados y con ello, su rendimiento se disminuye considerablemente. Comparativamente, consideremos los calendarios escolares de los países con mejor desempeño y aprovechamiento escolar. Trabajan entre 160 y 180 días hábiles al año. ¿Entonces? ¿qué nos falta en México? Implementar programas que de verdad sean eficaces, orientados a generar una sociedad capaz de sacar al país adelante. Pareciera que los programas se diseñan con la finalidad de "mantener ocupados" a maestros y alumnos y no a proporcionar una verdadera educación. No vayamos tan lejos. Hace unas cuantas décadas, el sistema educativo se ubicaba entre los mejores del mundo. Nuestros padres todavía recordarán aquellos libros con la madre patria en la entrada. ¿Por qué no regresar a ese sistema adecuando y actualizando solamente los contenidos acorde a nuestra época? Simple. Los intereses políticos y personales de unos cuantos son más importantes que el desarrollo del pueblo. Y aquí no se incluyen ni colores ni sabores. En todos lados se cuecen habas.

Pero, si esta reforma no es en realidad una reforma educativa, ¿entonces qué es? Es una reforma laboral de las condiciones de trabajo del magisterio. Bien decía en días pasados un periodista en un noticiero nacional de radio: "imaginen que a ustedes en su trabajo de un momento a otro les dicen, que las prestaciones por las que tantos trabajadores han luchado y que ustedes perciben (seguridad social, bonos, aguinaldo, jubilación, etc.) cambian repentinamente, con reglas muy distintas a las que ustedes firmaron cuando les dieron su contrato de trabajo, obviamente estarían en desacuerdo. Esa es la razón de tanto descontento entre el magisterio de México. Si bien, no estoy de acuerdo con los métodos de protesta que se han utilizado, también considero que sus demandas son más que justas. Por otro lado, también creo que la cerrazón y el autoritarismo demostrado por las autoridades, no ha dejado otra vía de protesta a los maestros. Si a todo esto le sumamos, que el sector educativo es el peor pagado en comparación con sus iguales de toda la OCDE (fuente: revista proceso,mayo de 2013), el descontento dentro de este gremio es cada día mayor.

Pero aunque la "reforma educativa" nos afecta a todos los mexicanos directa o indirectamente, la reforma que más nos pega a todos es sin duda la Reforma Hacendaria". En esta, se pretende incrementar el monto de impuestos recaudados, pero no aumentando la base recaudatoria (ampliar el número de contribuyentes, integrando al padrón a aquellos que no pagan impuestos), sino incrementando los impuestos que pagan los mismos que han pagado siempre. El presidente ha dicho que es una reforma con "sentido social" y yo me pregunto, el que muchas personas vayan a perder sus viviendas por el hecho de que lo que pagan ahora de hipoteca apenas les deja lo suficiente para mal alimentarse, gracias a que ya tendrán que pagar impuestos en cada pago que hacen a su hipoteca, el que si se elige una escuela privada porque ya no hubo cupo en la escuela pública que está cerca, y también se tengan que pagar impuestos por esto, el que cobren por tener una mascota y por alimentarla, y vaya que estas mascotas en muchos casos son miembros íntegros de una familia, el día de mañana también querrán cobrarnos por el número de hijos que tengamos, o volver a las épocas de Santana, cobrando por el aire que se respiraba, disfrazando el impuesto por el número de puertas y ventanas que tenía cada vivienda. Como acotación, en la pequeña ciudad de la cual soy originario, todavía existen casonas muy viejas con ventanas taponadas para evitar el pago de tan absurdo impuesto, tan absurdo como los que se pretenden implementar el día de hoy. Y me vuelvo a preguntar ¿esa es una reforma con sentido social? Definitivamente, no.

De ahí que tanto en algunos medios (aquellos que no están vendidos o comprometidos con el gobierno), en redes sociales y a nivel ciudadano, existan tantas manifestaciones en contra de todo este verdadero desastre. Incluso, algunos medios y analistas extranjeros, quienes tienen la vista puesta en nuestro país, observan que estamos en la antesala de una revuelta social masiva. Por desgracia, el riesgo está latente.

Me llama la atención la publicidad del IFE, en la cual se menciona y hace énfasis en que nuestro deber de ciudadanos es exigir que aquellos a quienes a través de nuestro voto llevamos al poder, cumplan sus compromisos y trabajen por el bienestar de la nación. Entonces, ¿cuál es el mecanismo para decirles que no sirven? No lo hay. De nada ha servido que más de la mitad de la población, aquellos que tenemos la posibilidad de alzar la voz, lo hagamos y repudiemos abiertamente la gestión del presidente y su equipo de trabajo. Por primera vez en muchos años, las voces de todas las ideologías se están uniendo en una sola frase: "SEÑOR ENRIQUE PEÑA NIETO: ¡RENUNCIE!".

Yo uno mi voz a la de otros tantos millones de mexicanos y le pedimos, así como la propia publicidad del máximo órgano electoral reza, que ante su más que demostrada incapacidad renuncie. Hago uso de mi derecho de voz, que la propia constitución me confiere, para decirle que el gobierno que Enrique Peña Nieto encabeza, es el peor que hemos tenido en muchos años. Se que no todos están de acuerdo con esta visión y les respeto sus ideas. Pero veamos, ¿quiénes son los que no se inconforman? Aquellos que están recibiendo de manera directa o indirecta un beneficio de parte del gobierno, aquellos que no son afectados por las reformas (los altos empresarios o personas con gran poder adquisitivo).

Soy pesimista y creo que la voz de todos nosotros será ignorada. Pero será ignorada hasta el día que nosotros como sociedad nos unamos y reaccionemos.